jueves, 18 de junio de 2009

Maldita sensación

Veo el calor sangre de tierra subiendo a mis pies.
Solo buscar la punta del hilo
prisión del miedo.
Sé de sus caras
sus garabatos en la frente
humeando cenizas
fervor insostenible.

Mera razón de sostenerle los huesos
y que mi columna 
no se enriede a maleficios
del luto agazapado en la sombra
al bienestar del silencio entre las piernas
que no calle simplemente por placer.

El miedo siempre engaña con sus ojos
escupe la nuca despacito
hasta gritar y gritar
solo él oye
enferma
la cura esta entre sus dientes
(lo quiero besar)
ya no existen sus labios ni sus muecas
proliferación de fetos en un vacío azul.

Miraré al miedo hasta que tiemblen sus pupilas
y el catecismo elocuente en los dedos
tal vez me deje beber su sangre 
purificar de ausencias
sur de la noche. 

El cielo espera con alas abiertas
con su rostro de caballos llevándose mis ojos
hacia donde permanecer sin desaparecer.

Tendré que olvidarme del miedo 
y de su santa misa gris
en este pedazo de muerte que palpita.

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