domingo, 6 de enero de 2013

Puntos cardinales






Convivíamos de manera pacífica
éramos el este y el oeste
cada uno miraba hacia su lado
a veces teníamos que elevar 
el tono de voz para escucharnos
vos veías salir el sol por el mar 
yo ocultarse en el campo
en la cama vos veías cuadros
la biblioteca, el sillón donde dormía el gato
a mí me tocaba la ventana
eucaliptos asomaban y pensaba en el té que haría
cuando asomara la tos
también veía el jardín y el pasto que crecía.
La casa fue desordenándose 
de manera que ninguno 
podía explicar qué pasaba
y nos invadió una sensación de extravío
solo podíamos mirar al norte o al sur
no podíamos describir qué veíamos en el sentimiento
o sentir en la vista. Un día
al salir a la vereda y cada uno camino para su lado
nunca más volvimos a vernos.
Vos eras mi punto cardinal opuesto
espero que la redondez del planeta
en algún punto 
nos vuelva a encontrar
para contarnos lo que pudimos aprender
lo que pudimos ver y amar 
y vamos a volver a nuestra casa
a hacer lo mismo de siempre
pero va a ser distinto
va a ser mirándonos a los ojos.

miércoles, 2 de enero de 2013

Un montoncito de huesos






cierro los ojos cuando te vas
vuelvo a la infancia 
donde juntaba el sol con las manos
hacía pozos para enterrar la sombra

corría en los campos hasta el atardecer

hasta que escuchaba 
una orden de cuerpo a tierra 
buscaba la protección del pasto
trinchera con el viento, de la luz mala
huesos relampagueando allá a lo lejos
sus perros blancos me seguían 
hasta la tranquera de casa.

de día me animaba a buscarlos
hacia ofrendas en una pacheta
colocaba restos de animales 

cráneos de vacas eran trofeos

o dentaduras humanas 
y flores del rosal de mi abuela
ella me llamaba diciendo 
no llores mi niña
no llores por un montoncito de huesos.

abro los ojos y ya no te veo
no estoy en el campo
pero siempre me llevo conmigo 
hacia ese u otro lugar 
en ataques de orden encontramos 
personas y días de un calendario 
que se interpone en los días que corren

recuerdos, objetos y fotografías
son la correspondencia que llevamos 
con el tiempo.

yo quería llevarte hasta ahí, a mi infancia
plantarte un jardín en medio de la frente
no arranques las flores, me decías
pero cumplen su vida 
y luego de la floración y la belleza, se secan
en el florero en la mesa o en la planta.

nosotros fuimos como un rosal sin podar 
nos quedamos con las mejores flores
perseguidos por la luz mala 
asustados, inquietos, encendidos
entregándole nuestros cuerpos a la tierra 
y diciéndonos
no llores mi amor
no llores por un montoncito de huesos.