Ciudad que ronda en las esquinas
en las grutas del espanto
una calesita suena entre tumbas
(el tiempo y su girar)
Perdoname la respiración tardía
y este cielo cubierto
aterrizando sobre la piel.
Cadáveres
un poco de muerte a escondidas
la educación en tu rostro desvestido
el rojo amanecer que sacrifica
buscando un posible sentir.
Lágrimas surcan el suicidio
y esta ciudad llora
las ganas repentinas de nacer
en tu cuello
a la luz de la espera.
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