domingo, 18 de diciembre de 2011

El universo es mucho tiempo



Tengo los pies sobre la tierra y lo ignoro,
en un karting rojo vuelvo a la infancia
al origen donde materiales pesados
componen la visión de lo vivido
en la consistencia gelatinosa del ojo.
Mi mano ansía hundir su dedo en él
tocar el magma, acariciar algún recuerdo.

Te volví a ver
y la corteza terrestre se me corrió
dos centímetros hacia el este.
Pero no creo que nos acerquemos a África
tu lado salvaje siempre estuvo más acá,
el eje se habrá corrido hacia otro lado
giro como un trompo
giro como un trompo,
me traslado alrededor del sol.

La deriva continental nos amorfó
tu sonrisa ahora tiene un aire menos glacial,
fuerzas internas del núcleo
desplazan el lugar donde nacimos
donde dejamos el alma de bolsillo.

En la expansión oceánica
soy la grieta que come acantilados,
postrada dentro de un fósil
miro hacia el horizonte
miro buscando otra plaza como isla,
sismo ocular que arrastre tu presencia 
y la lleve conmigo.
El sol crece en mi interior
se secan mares dejando mitos desnudos
caen torres colmillos
santos de sangre seca en ojos de yeso.
Animales corren hacia donde
la desesperación se haga tormenta.

El sol está listo para su extinción,
no hay dinosaurios pero hay creencias
detrás de las paredes de una iglesia.

Ahora estás de vuelta
como un microorganismo gestando otro comienzo
y ya no necesitamos
del pasado ni del futuro,
el sol se apaga

y vos estás prendiendo a mi lado
el velador de la mesita.








(marea gris)

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