jueves, 27 de mayo de 2010

Otoño para armar

A través de la ventana puedo ver el jardín
tonalidad difusa de tu amor
la tala indiscriminada de su gloria
que tuerce el trayecto de la suerte
trece pétalos perdidos.

Voy a tatuarte un tribal lleno de tréboles
que hagan temblar el traje otoñal que te viste
la trama parecida a los trámites que te suceden.

Un taxi me lleva a la terminal de la angustia
(terapia de mi garganta)
y tallo la forma de tu indiferencia en un banco de plaza
que prepara la tesis del silencio
y me provoca tibia, llena de toboganes azules
cortos como mi suerte
como la tonelada de viento que lleva mis espaldas
como la tormenta que derriba las torres de un tablero vencido
y torpe
me entrega a la tortura y la tristeza.

Esta tragedia se traduce en tus manos
en la tranquilidad con la que tus ojos circulan
con la pausa y el balanceo de las hojas en el aire
con el tiempo que sos vos

y ese trafico acelerado que detiene mis latidos.

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